Con la ascensión de «Nevermind» de Nirvana en 1991, el rock alternativo se convirtió en la música popular dominante. Pero mientras que otras bandas pronto surgieron como parte del llamado movimiento grunge (una fusión de rock duro y punk), otros grupos, como Soundgarden, se situaron a galope entre el mundo de la música rock alternativa y el de la corriente principal. Exacerbada por el suicidio del líder de Nirvana, “Kurt Cobain”, la música alternativa comenzó a perder su brillo a mediados de la década, preparando el escenario para el resurgimiento del rock convencional.
Una de las primeras bandas en capitalizar el regreso del rock convencional fue Limp Bizkit, que fusionó el rock duro y el rap en un híbrido llamado rap-rock. Grupos como Staind y Puddle of Mudd siguieron la estela de Limp Bizkit, aunque estas bandas se centraron en el hard rock melódico en lugar de integrar el rap en la mezcla. Las bandas que habían prosperado durante el apogeo del grunge, pero que no encajaban fácilmente en el subgénero alternativo como los Red Hot Chili Peppers, siguieron encontrando público durante los años 90’s. Además, los grupos que surgieron de las cenizas del grunge, entre ellos Foo Fighters, incorporaron la energía externa de la música alternativa para revitalizar el rock convencional.
Cuando la música rock entró en el siglo XXI, los actos más exitosos tenían el mismo espíritu que sus predecesores de los 60, aunque sonaran bastante diferentes. Linkin Park fusiona el hip-hop y el metal, mientras que “3 Doors Down” emula las tradiciones del rock duro del pasado y proporciona un giro contemporáneo. Sin duda, la música rock seguirá evolucionando, aprovechando su rica historia y manteniendo el oído abierto para la próxima reinvención sónica.